La Iglesia, dificil disyuntiva

Que pena me da una iglesia metida a política y en la que ella misma, que en ocasiones utiliza como valor propio el de mantener las tradiciones, se valora la posibilidad de mezclar, una vez más, religión y política, en un intento de influir en una sociedad que, aunque les pese a algunos de sus gerifaltes, ya dejó atrás tiempos pasados, algo que ellos tal vez se lo debiesen hacer mirar.

La polémica estéril de estos días viene con motivo de la modificación de la ley del aborto que ampliará derechos a las mujeres que deseen acogerse a las posibilidades que ofrece la actual legislación. 20 años no son nada, pero son los que hace que en este país una mujer que necesite abortar, no vaya a la cárcel si lo hace dentro de los llamados “supuestos”, que permiten esa interrupción voluntaria del embarazo y que ahora se quieren modificar por un plazo de semanas.

¿Y por qué repetir las palabras aborto e interrupción voluntaria del embarazo en el anterior párrafo? Pues porque precisamente, con la campaña que pone en marcha la Iglesia Católica contra esa modificación legislativa, parece que se obligue a las mujeres a no poder tener descendencia.

En mi opinión, modesta, pero opinión, la Iglesia Católica se ha auto descalificado para opinar sobre estas cosas, pues lo hace con campañas financiadas con dinero de todos los contribuyentes. Dejen Vds. de poner la mano al Erario Público y hagan campañas con su dinero, sin comparar que Vds. reciben el dinero a fondo perdido igual que muchas asociaciones, que ellas tienen que presentar proyectos que son evaluados antes de ser aceptados o rechazados para poder disponer de esos fondos que luego deben justificar y Vds. no.

Estos jefes de la iglesia son los mismos que hace unos días, durante una visita a Camerún, se permitieron criticar el uso del preservativo en el continente más castigado por el S.I.D.A. y otras enfermedades de transmisión sexual. Ellos son. Afortunadamente para esta gente, los que se sitúan en las altas esferas de la institución, tienen el colchón admirable de tantos miles de personas en todo el mundo que dejan a un lado su vida para dedicarla a los demás. Estas son las personas que componen la Iglesia Católica que realmente merece la pena.

Y ahora, ¿tenemos que aguantar eso de que las cofradías de Semana Santa se pongan lazos como protesta ante esa modificación de la ley? Me abstendré de ahondar en lo que pienso, pero desde el respeto personal a quienes opten por ello, les pediría que, ya que rompen con la tradición y la mezclan con política, se pongan uno de otro color para pedirle al papa que permita ante situaciones como la de África el uso de los preservativos.

Porque hay veces en las que uno se pregunta ¿qué será menos cristiano, permitir que quien quiera libremente y su ética se lo permita pueda interrumpir voluntariamente el embarazo o dejar que nazcan cientos de miles de niños condenados a morir o en el mejor de los casos vivir en la enfermedad y la miseria, simplemente porque unos acomodados jefes deciden que es lo mejor?

Dicen que a los políticos nos gusta que nos pongan la carchofa los medios de comunicación y en cierta forma, es cierto pero… ¿alguien se ha parado a pensar qué sería de Rouco y tantos otros señores sin esa misma carchofa? Mi opinión es conocida, que se presenten de una vez a las elecciones y que hagan el favor de seguir de una vez las enseñanzas que les dieron hace ya mucho tiempo, así nos iría mejor a todos.