
Esta noche estaba en un restaurante de la Playa de Gandia y cuando ha empezado el diluvio, la parte cerrada de la terraza empezaba a inundarse varios metros hacia dentro. Por las ventanas, a pesar de tener un toldo, iba cayendo un abundante torrente que se deslizaba hasta el suelo, consiguiendo que más de la mitad de la gente que allí estábamos, abandonase las mesas. Por las juntas del techo también caía agua y por la ventana, el paisaje no era mucho mejor. Se podía ver como a varias personas que iban corriendo por la calle, el agua les pasaba por encima de los tobillos.
Mientras la camarera, con el cubo lleno de agua en la mano, aseguraba que nunca les había pasado algo parecido, a la vez que se quejaba, medio en serio medio en broma, de que el ayuntamiento estaba diciendo que iba a poner un tranvía, en lugar de arreglar el problema de que las calles se inundasen.
Y es que esta noche se nos ha caído el cielo sobre nuestras cabezas. Ignoro la cantidad de litros por metro cuadrado -que habrán sido muchos y en pocos minutos- pero lo cierto es que difícilmente podremos nunca solucionar esta situación. No con las trombas. Otro cantar serían las lluvias normales, para lo cual llevamos muchos millones de euros invertidos en hacer depósitos de pluviales que alivian significativamente las situaciones derivadas de lluvias como esta.
No se trata de excusas, pero como seguramente mañana oiremos críticas desmesuradas (como las lluvias torrenciales que hoy han caído), quería dar mi opinión, que ya hacía algo de tiempo que tenía olvidado el blog.
Edito: Hoy se ha hecho oficial el dato sobre las precipitaciones de ayer en la Playa Norte de Gandia. En la punta, que se corresponde con las 22.46h (la cena pasada por agua...) cayeron 222 litros por metro cuadrado y los sistemas de drenaje de la zona urbana de la playa funcionaron de forma bastante satisfactoria.
No está de más felicitar cuando las cosas funcionan, aunque sea obligación el hacer que sea así. El domingo por la noche a mí también me pilló la tromba de agua en la playa y, si bien durante el momento de lluvia las calles llegaron a colapsarse, al cabo de poco tiempo solo quedaba agua en algún cruce. Ya era hora que hubiese un alcantarillado decente.
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