La revolución silenciosa

En el 2008 el 15 de octubre se celebra el dia de acción del blog (Blog Action Day), que se ha dedicado a la lucha contra la pobreza y eso parece un buen motivo para reflexionar sobre nuestra ciudad y algunas de las personas que, dentro de ese ámbito, han dedicado de una u otra forma parte de su vida a combatirla.

Quizá el exponente más conocido sea Vicent Ferrer, hijo adoptivo de Gandia y que llegó a ser propuesto para recibir el premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la India. Vicent Ferrer fue nombrado por la UNESCO como uno de los personajes destacados del siglo XX y la fundación que creó y que lleva su nombre, desarrolla desde hace años un espectacular trabajo en el estado hindú de Andhra Pradesh, donde se calcula que cerca de dos millones de personas participan de una u otra forma de sus proyectos.

Entre las aspiraciones de quien ahora es considerado por muchos como un hombre santo, pero que antes llegó aconcitar el odio de los poderosos de ese país, llegando incluso a provocar que tuviese que irse del mismo después de publicar un artículo con el título “La revolución silenciosa”, está el lograr apadrinar a niños ya que esta es una forma de comprometer la ayuda económica de las familias españolas durante largos períodos y así destinar esas ayudas a proyectos educativos, sanitarios, etc...

Vicent Ferrer es una de esas personas admirables cuya obra es cuando menos, inalcanzable para la mayoría de los mortales y a pesar de realizar su obra en aquel país, la ligazón con Gandía continúa siendo parte de su vida, como él mismo dijo cuando volvió a nuestra ciudad para recoger el reconocimiento de Hijo Adoptivo.

También aquí en Gandia hay otra persona, Miguel Fons, el sacerdote de la Iglesia San Francisco de Borja, que se ha caracterizado durante años por realizar una acción social y ayudar a las personas necesitadas que a él recurrían. Personalmente conozco un par de casos en los que esta persona ha prestado toda la ayuda que le ha sido posible.

Por eso resulta decepcionante (una vez más) la actitud de “la jerarquía” de la iglesia, que ha decidido cambiar de parroquia a este sacerdote por su “exceso de obra social”, haciéndose referencia en las noticias incluso a la utilización del dinero que los parroquianos dejaban en sus limosnas con tal finalidad. A quien le pique que se rasque, pero posiblemente el problema real es que por culpa de eso les quedaba menos a ellos. Es increíble que nuevamente esas personas piensen en no se sabe bien qué cosas, sin importarles la importantísima labor social que esta persona realizaba, no solo con los que se lo solicitaban aquí en Gandía, si no también con los presos de Picassent con los que habitualmente colaboraba. De esta forma, una vez más la Iglesia demuestra que sus buenos objetivos se pervierten por la mala acción de quienes dirigen su destino.

En cualquier caso es buena noticia que el Ayuntamiento ya se haya puesto en contacto con este buen hombre para poder contar con él en el desarrollo de proyectos como un hogar juvenil. Pocas veces se encuentra a alguien tan dispuesto a dar la cara por proyectos tan necesarios como este.

En fin, dos ejemplos de personas de nuestra ciudad, que lo dan todo por los demás hasta un punto que yo, personalmente, me siento incapaz de alcanzar. Reconozco que pertenezco a esa parte de la población que intenta colaborar puntualmente con algún proyecto, aunque ello nunca es suficiente.