Más multas en Gandia, "a guanyar diners!"

En su afán recaudatorio, nuestro gobierno municipal pretende instaurar una especie de “Gran Hermano” en las calles peatonales. Quieren poner cámara en las entradas, capaces de leer las matrículas de los coches que entren para poder enviarles luego a casa la correspondiente multa si no tenían autorización para hacerlo. “Quién sea multado no debía haber entrado” dirán.

Solo hay algunos inconvenientes. Por ejemplo en la Vila Nova, hay dos colegios y es una vía de acceso al paseo. Si el pilón está bajado, la gente entrará. El problema, como decía Mecano, viene después, cuando lo haya hecho varias veces en una semana y de repente le lleguen tres o cuatro multas de más de cien euros a casa por entrar en la zona peatonal.

Por cierto, que en la Vila Nova cada vez hay menos bancos. Desaparecen los que destrozan algunas furgonetas (de las que se tiene matrícula) y los que directamente retiran los servicios municipales y no vuelven a poner (y ya van más de seis).

Mucha gente se habrá dado cuenta de que desde hace tiempo, la mayoría de los pilones de la ciudad están bajados, y claro, la gente cuando no hay nada que se lo impida, tiene la costumbre de pasar. Van a decir que el mantenimiento de los pilones es excesivo, por lo que buscan métodos que hagan que no sean necesarios, que los mandos son incómodos y yo qué se cuantas chorradas más.

Las observaciones a realizar son:

a) Esa misma tecnología, la de reconocimiento de matrículas, se podría emplear para que una vez el vehículo entra al acceso de la calle, si está autorizado, el pilón se bajase.

b) La mayoría de los pilones puestos en la anterior legislatura eran con un nuevo sistema en ese momento, cuya reparación supone poco más de doscientos euros, no más de mil, como ocurría antes.

c) Si no fuese afán recaudatorio, los pilones estarían levantados y esas cámaras servirían para: cazar al que rompe el pilón y por tanto reclamarle el importe de su reparación.

Vale que los ayuntamientos necesitan ingresos, pero no a costa de desgraciarle la economía tan descaradamente a los vecinos. Esto, simplemente, no deberían de hacerlo.