miércoles, 14 de noviembre de 2007

He pecado, que me perdone el rey

1 comentarios
Confieso que he pecado porque he fallado a la gente, mucha o poca, que está entrando estos días en el blog y no lo ha visto actualizado, pero sobretodo he pecado porque no era tan complicado haber escrito algunos párrafos dando mi visión personal sobre alguno de los temas de actualidad.

Hoy que todavía resuenan los ecos de lo sucedido en la cumbre iberoamericana, con la actitud de Zapatero y el Rey cuando salieron en defensa de Aznar frente a los ataques de Hugo Chávez, que considero inapropiados por lo fuera de contexto que estaban, no porque no comparta alguna de las cosas que dijo, he participado con unos compañeros (y sin embargo amigos) de un debate sobre la monarquía en nuestro país.

Dicho esto último y volviendo al inicio, que me perdone el rey por lo escrito hasta ahora y por lo que seguirá a continuación.

Con los amigos he podido debatir sobre la buena actuación que tuvo el jefe del estado, que la comparto, en la citada cumbre, pero también de varias cosas más, entre ellas el anacronismo que me parece la existencia de la monarquía como institución y el repelús que me provoca que creyendo que estamos en una democracia plena, el próximo jefe del estado lo vaya a ser por haber nacido en su familia, lo cual sinceramente, creo que es un déficit democrático que habrá que plantearse en un futuro cercano.

Algo de razón tiene Chávez cuando afirma que a él le han elegido tres veces y al rey no. Y digo algo porque la constitución fue votada por los españoles y en ella se establece la monarquía parlamentaria, reservando la jefatura del estado únicamente para los componentes de esa familia y por tanto y en mi opinión, estableciendo que no todos somos iguales.

La buena actitud del rey frente los difíciles momentos de esta democracia, que es justo reconocer, en mi modesta opinión no le hacen merecedor de tener el cargo vitalicio y mucho menos que este sea hereditario. Fue él quien aceptó el cargo y por tanto tenía la obligación de reaccionar como lo hizo, cualquier otra actitud hubiese sido desleal con la nación.

Otro momento “álgido” de la conversación ha sido cuando se ha planteado qué votaría cada uno cuando se realice el referéndum sobre la sucesión en la corona, para que la infanta Leonor pueda ser reina.

Las opiniones han sido varias. Desde los que opinaban que había que votar que "SÍ" para igualar en derechos a las mujeres, a los que decían que “NO” para provocar el debate y así si ganase esa opción haber si de una vez se podía aspirar a la república.

Tengo que reconocer que ahora mismo tengo serias dudas sobre cual sería mi actitud. No tengo claro qué votaré. Por un lado, no estoy dispuesto a que si voto “SI” se utilice el sentido del voto como un apoyo a la monarquía, cuando en mi caso no sería cierto. Por otro lado votar “NO” tiene un problema, no creo que se acabe la monarquía en un futuro cercano, así que se perjudicaría a las mujeres, aunque es cierto que se provocaría necesariamente el debate.

La abstención por sistema no me la planteo. Creo que hay que votar, aunque tal vez sea una buena opción el blanco, que me parece difícil que nadie lo pueda utilizar, pero ya se verá.

En cualquier caso y para acabar, todos coincidíamos en que con la ya famosa frase “¿por qué no te callas?” pronunciada por el rey y la polémica generada en torno a ella, ha pasado desapercibido que hoy han sido condenados los dibujantes del jueves por injurias a la corona y es que esta es otra de las desigualdades que establece la constitución, no todos somos iguales, algunos están protegidos por unos artículos concretos, tan anacrónicos como la institución a la cual pretenden proteger.

En cualquier caso y mientras no lo cambiemos entre todos, esto es lo que hay y por tanto, tenemos la obligación de respetarlo, lo cual no impide a que aspiremos a una democracia plena o república.

Espero vuestra opinión, haber si nos aclaramos entre todos.


1 comentario:

  1. Esto no merece tanto estudio. Simplemente hay que votar y votar que no, haber si así la gente se da cuenta que esto de las monarquías en el siglo XXI son un anacronismo que vive a costa de los impuestos que paga el pueblo, simple y llanamente como hace siete siglos, pero sin látigo.

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