Hoy he visto arder Gandia

Ardió Gandia y llegó el cenit de unas fiestas que fueron espectaculares, como todos los años pero que bajo mi punto de vista desde hace algún tiempo adolecen de unos problemas que tienen pinta de convertirse ya en crónicos.

En nuestra ciudad ayer se combinó el esfuerzo de los falleros que una vez más consiguieron que la ciudad llenase de gente sus calles para ver la “cremà” de los monumentos, las fuerzas de seguridad, protección civil y bomberos que lograron que prácticamente no hubiese incidentes, y los servicios de limpieza que una vez más estaban limpiando las calles consiguiendo que la gente se extrañase de que ya no quedase nada donde antes se paraban para admirar las escenas de cada falla.

Y dentro de esas escenas habrá que recapacitar sobre el futuro de las llamadas “fallas ecológicas” que en algunos casos eran admirables, como ejemplo Benipeixcar y en otros eran simplemente una burla, que no sátira, al objetivo que se supone se busca con ello. Una auténtica cagada, y con eso ya he dicho a cual me refiero, aunque había más.

Pero cuando citaba los problemas crónicos me refería a la moda de realizar con poliestireno o corcho blanco, las fallas, lo cual se entiende desde el punto de vista económico ya que las fallas se realizan de forma más rápida y por tanto barata, pero que se han cargado definitivamente la magia de la cremà, puesto que al juntarse el humo inicial de la pólvora con la que se enciende la falla con la nube negra que genera ese material, hace que sea prácticamente imposible ver la quema de los ninots.

Habrá que tomar de una u otra forma cartas en el asunto, preferiblemente desde la concienciación y por que no, apoyando económicamente ese cambio de materiales, pero si ello no fuese suficiente, yo no vería mal que la administración empezase a sancionar a quienes generen nubes tóxicas en la ciudad.

Ayer la Falla del Prado nos devolvió un espectáculo que hacía tiempo que no se veía. En poco más de 3 minutos se quemó la parte exterior, sin caerse los muñecos que prácticamente desaparecieron, dejando ver como se iba quemando la estructura. La parte positiva es que al conseguir que se quemase tan rápido, quienes estábamos allí sufrimos poco tiempo esa nube negra.

“Presiento que me aguarda ya el final del tiempo gris.

Hoy he visto arder París sobre el fuego de tu espalda.”