muerte al borbon

Que pesada está la gente con la frase utilizada por el Diputado de ERC, Joan Tardà. Que si personaje indigno, que si exigencias de disculpa e incluso dimisión de sus cargos públicos, etc… Su partido se defiende aludiendo que era una frase muy utilizada en Cataluña con motivo de la Guerra de Sucesión que aupó a Felipe V al trono, siendo el primer Borbón que lo ocupaba.

Sea ese el motivo o no, lo evidente es que la frase la pronunció un representante de un partido republicano en un acto en contra de la constitución y lejos de el significado textual y actualizado que algunos han querido darle a la misma, aunque tal vez inoportuna por cuanto que en el mismo acto se quemaba un ataúd que simbolizaba la constitución, me parece ridículo sacarla de su contexto histórico-cultural.

No creo que nadie con dos dedos de frente piense que este diputado pensara en arengar a las masas hacia el magnicidio del actual monarca y sinceramente, para mi son más ofensivas las declaraciones de Aznar reafirmándose en los motivos para invadir Irak, siendo el único de la foto de las Azores que no ha reconocido el error (incluso Bush lo hizo), porque en esas palabras ni se encierra nada histórico ni, por supuesto, nada cultural, simplemente un intento de burlarse del país una vez más, pero ahí sigue, “dando guerra”.

Y analizando todo esto, uno se pregunta si tanto escarotamiento no vendrá por el hecho de que la gente, por culpa de esas palabras, se pueda plantear el por qué en el siglo XXI España tiene todavía un régimen de monarquía parlamentaria en el que leyes no son válidas sin la sanción del Borbón, a quien, para que no quede ninguna duda, no le deseo la muerte.

Tal vez haya sido ese el verdadero motivo por el que tanta gente se ha puesto nerviosa, la posibilidad de que se instaure el debate de por qué el Jefe del Estado lo es por derecho de nacimiento y no por la elección de las urnas. Si pegamos una mirada a países limítrofes con el nuestro, Francia, Italia o Portugal optan por las urnas, mientras que solo Marruecos lo hace reconociendo ese derecho de nacimiento.

En cualquier caso, “Il nous reste toujours Paris!" y por tanto podremos seguir soñando con que algún día veremos una reforma de la constitución que cambie esta situación que en el contexto histórico y social de hace treinta años podría tener algo de sentido pero que, con el paso del tiempo lo está perdiendo.