domingo, 20 de julio de 2008

Los gusanos comen desde dentro

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Son varios ya los días que llevo trabajando un poco en arreglar el estado de mi casa, que ciertamente, estaba algo abandonada. Días que sirven para entretenerse con algo distinto y relajarse, abandonando un poco responsabilidades e intentando cargarme un poco de energía.

Los amigos con los que he hablado comprenden mi estado de ánimo aunque no compartan totalmente mi punto de vista, coinciden en que debería tomarme ya las vacaciones para desconectar de la rutina y así relajarme, cosa que no creo que esté alejada en exceso de mis necesidades a pesar de no entrar todavía en mis planes el hacerlo.

De esta guisa, el fin de semana se lo he dedicado a las plantas de casa. Podarlas era algo necesario, aunque no sea la mejor época, limpiarlas y desinsectarlas. Lo que para otros es algo fácil, por la falta de costumbre en mi caso se convierte en algo lento y pesado, aunque siendo el único trabajo del fin de semana, se puede realizar tranquilamente ¿no?

A ellas va dedicado el título del artículo…

Este año ya han llegado las orugas que cíclicamente me visitan cada verano para cargarse los geranios, comiéndoselos por dentro y ahuecando su tallo hasta el punto de que todos los que tengo ahora mismo aparentan ser una cosa, grandes, frondosos, hermosos diría yo, cuando en realidad ya son unos cadáveres a los que no les ha llegado todavía una decrepitud que seguro está cercana.

Es la misma cantinela de siempre, las orugas se cargan los geranios, la enredadera (una hipomea) invade todo, el ficus de algo más de 2 metros de alto y que lleva conmigo ya 12 años, ha sufrido pero se va recuperando, los rosales han de ser podados porque crecen a un ritmo desmesurado, la menta también invade otros maceteros y el limero (que no limonero), que prometía una producción de 12 limas, con las lluvias perdió todas, aunque ahora curiosamente esté haciendo una.

Por eso y en espera de tiempos mejores, esta semana inauguraremos la temporada estival de la terraza, con una torrà y unos mojitos, que estarán buenos, aunque como ya he dicho, la lima no sea de producción propia.

García Márquez decía: “El primero de la estirpe esta amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas”. En mi caso estoy amarrado al árbol como todo hijo de vecino porque tengo que pagar la hipoteca, como el más común de los mortales y respecto a las hormigas, nos las iremos cargando con la mezcla casera de agua y nicotina para pulverizar sobre las plantas, tal vez entonces y solo entonces, las rosas cambien su aroma y huelan a esa fortuna que falta nos hace.



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